miércoles, 30 de diciembre de 2009

¡Apúrese, quedan pocas horas para votar!



Y ya quedan pocas horas para elegir al Figuretti del Año 2009 de Trujillo. Hasta el momento, la competencia está reñida, llevando la delantera el Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, seguido del alcalde César Acuña Peralta. Otros candidatos acumulan unos puntitos, pero no pierden la esperanza de lograr tan ansiado trofeo. ¿Quién ganará? Sólo usted lo decide. Vox populi, Vox Dei. El ganador de tan importante certamen se hará acreedor a una sesión de flashes durante los 365 días del 2010, su respectivo trofeo y un premio sorpresa.
¡A votar!

domingo, 27 de diciembre de 2009

Lo juro: ése no soy yo




El sonido del celular interrumpe mi viaje imaginario a Londres (estaba leyendo el último número de Traveler) y me regresa directo y sin escalas a la villa truxillense. Miro de reojo la pantalla del aparato y veo que es el número del jefe de redacción del diario donde laboro. Análisis de consecuencias: contesto en mi día libre o sigo leyendo la revista. Decido contestar. Al otro lado, la voz de mi interlocutor suena entre divertida y preocupada.

–Oye, Lucho, me ha llegado un correo tuyo…seguro que no lo has escrito tú, pero…je,je…tiene un mensaje obsceno.


Mis alarmas internas suenan, lo que se viene seguramente no es nada bueno. Me pide la confirmación de mi correo y coincide con la del remitente. Oppss, aparentemente YO he escrito un mail calentón a un compañero de trabajo. Esto ya me comienza a preocupar. Le pido, sólo por curiosidad, que me diga cuál es el mensaje.
Para qué pregunté:


hola papito rico sábes que me gustas, quisiera que me des una vuelta en tu auto. (sic)

Uy, chicha. Lo primero que hago es asegurarle que obviamente no he sido yo el autor de tan poético mensaje, que seguramente algún enemigo íntimo ha hackeado mi correo y le ha enviado la nota de marras. Se ríe y medio en broma, me dice que le he quitado una preocupación de encima.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Navidad entre prisas y ausencias



Es viernes 24 de diciembre, son las 6:16 de la tarde y faltan sólo unas horas para la Noche Buena. Hace unas horas fui a Tottus a comprar regalos, pero el mar humano que inundaba la tienda casi me asfixia. Ni hablar. Le dije a mi esposa que mejor fuéramos a Wong, que aunque cueste más, quizá allá evitaríamos esa horda de consumidores frenéticos en busca del obsequio perfecto de última hora. El taxista, para variar en estas fechas, nos quería cobrar 7 soles, como si tuviéramos cara de gringos. Lo mandé a buen sitio. Felizmente, cruzando la pista, encontramos un tipo más honesto que nos cobró cuatro soles. Bajamos, rogando que el supermercado no estuviera hirviendo de gente. El Gran Hacedor debe haber escuchado mis ruegos porque aunque sí había una regular cantidad de público, aún se podía caminar con tranquilidad por los pasillos. Hasta encontramos los regalos con 30 por ciento de descuento, con lo que obtuve un precio razonable por mis compras. Aproveché para comprar champán y otras provisiones para el día siguiente.
Hubo un tiempo –a long, long, long time ago– en el que la Navidad ejercía sobre mí una sensación mágica. Como si durante ese periodo la gente fuera más buena, las calles se transformaran con las luces de colores y los adornos en las ventanas, y en general, las personas tuvieran menos estrés. No era difícil saber por qué: era niño, estaba de vacaciones, eran mis padres los que gastaban y podía ver todas las películas navideñas que pasaban en la tele.

martes, 22 de diciembre de 2009

Poetas de miércoles



No es Noche de Brujas, pero lo parece: afuera llueve, el cielo luce sombrío y en el nuevo local del Chaska, un par de trémulas velas alumbran el altar mayor. Es como si los allí presentes estuviésemos a punto de presenciar una misa negra. Un rito esotérico para iniciados.

Pero los feligreses que han acudido por voluntad propia a esta noche de miércoles no buscan la redención de su alma a través de una liturgia gnóstica, sino por medio de un arte que usa la palabra para expresar belleza: la Señora Poesía.


Es la tercera edición del evento ‘Poesía de Miércoles’ organizado por el director de Infolee, Jorge Tume, entusiasta escritor y editor que se propuso acercar la poesía a esa “inmensa minoría” que todavía se emociona hasta las fibras más íntimas cuando lee los versos de sus más caros autores.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Diez claves para reconocer a los taxistas trujillanos



1.Corren como si estuvieran compitiendo en los Caminos del Inca.
2. Sufren de Daltonismo: siempre se pasan la luz roja.
3. Tocan el claxon cada dos microsegundos.
4. Escuchan cumbia a todo volumen.
5. Nunca tienen sencillo.
6. Exudan un olor que no es precisamente Chanel N° 5.
7. Cubren su antebrazo izquierdo con un trapo mugroso.
8. Poseen un amplísimo léxico de malas palabras.
9. Usan el celular hasta para hablar con la trampa.
10. Cuelgan perritos, peluches, llaveros, estampitas o cualquier otro objeto ‘decorativo’.



domingo, 13 de diciembre de 2009

19 frases incélebres



He aquí una serie de dichos, comentarios, retruécanos y apostillas expresados por notables residentes en esta solariega villa y que expresan la variopinta fauna de la sociedad truxillense.
Guardad celosamente el secreto de la Serie Rosa.

Soy y seguiré siendo: Soberbio, arrogante, altanero, imponente y lascivo porque es propio de los genios.
Carlos Felipe Burgos, Zazamón Fashá o el Filósofo más grande de todos los tiempos. (Elija usted).

¡Lo que me preguntes te lo contesto calatazo!
Eufórico poeta David Novoa, consultado sobre si aceptaría una entrevista a calzón quitao.

Los regidores estamos por las puras.
Sentida confesión de Mr. Rabines, cuando le preguntaron por su labor al frente de la regiduría de obras.

Yo descubrí a Maju Mantilla y nunca me agradece.
Fotográfo de la socialité truxillense Fernando Torres Bello, quejándose por la poca deferencia de nuestra bella ex Miss Mundo.

¿Qué…, existe?
Fulminante respuesta del crítico y docente Alfredo Alegría Alegría, ante inocente pregunta sobre las novedades de la cultura en Trujillo.

martes, 8 de diciembre de 2009

Cincuenta estampas trujillanas de pura cepa


Son esos fogonazos que aparecen de vez en cuando. Esa iluminación casi divina que te señala el camino a seguir. Una especie de revelación que aparece justo en el momento preciso. El ansiado Eureka que esperabas. Algo así fue la génesis del artículo que a continuación se perpetra para felicidad de las futuras generaciones. Sirva la presente guía de ideas, frases y aforismos, para inmortalizar a personajes y situaciones que hacen de nuestra ciudad esa plácida urbe que no tiene parangón en la tierra. Advertimos a los lectores que cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia.

A Leonardo Sasso siempre lo encontrarás con su gorrita de Gilligan revoloteando en una banca de la Plaza de Armas.
De preferencia, por las noches.

Mientras viva, Carlos Felipe Burgos, Zazamón Fashá, seguirá pregonando que es el filósofo más grande del mundo, que tuvo 1.500 mujeres y que vino de la Galaxia Manifú.
Y que Trujillo está lleno de gusanos sin cabeza.



martes, 1 de diciembre de 2009

¡Que viva el chorreo!


La carta luce irresistiblemente tentadora: “Luis, tienes aprobado un crédito de 10 mil soles”. Ahí está el ‘cheque’. Listo para cobrar. Con mi nombre completo,impreso en hermosas letras de molde y hasta con la elegante firma del gerente. Qué buenos los señores del banco, pienso. Basta con acercarme a sus modernas oficinas, presentarme con mi cara de ciudadano honesto y responsable,y ya. La felicidad completa. El fin de mis deudas. Platita contante y sonante para gastar en cualquier capricho y de taquito, contribuir con la galopante demanda interna.


Un momento. No revise usted las letras pequeñas. No mire. No vea. No se detenga. Si lo hace,descubrirá que su TEA, o sea, su Tasa Efectiva Anual, es de 60 por ciento. Es decir, el generoso préstamo terminará costándole 6 mil soles más fruto de intereses, portes, mantenimiento, resfrío del gerente del banco y costo del aire (acondicionado) que respiras al ingresar a la entidad bancaria.


Pero no se desanime, usted, señor. A pesar de estas pequeñas imperfecciones del mercado, la bonanza económica ha llegado a Trujillo. El crecimiento se dispara. Las reservas engordan. El dinero fluye. Las exportaciones aumentan. Llegan los malls. Y las tarjetas de crédito lo esperan a la vuelta de la esquina. Y si no nos cree, vea cómo se ha transformado la ciudad en los últimos años.


domingo, 29 de noviembre de 2009

Tengo el orgullo de ser peruano...¿y soy feliz?



Uno nunca sabe en qué momento puede brotar nuestro sentimiento patriótico. Nunca. Me pasó el otro día durante una reunión con amigos profesionales. La conversación fluía entre risas y sugerencias hasta que una profesora extranjera –no voy a mencionar su nombre- encendió la hoguera al decir que “más vale una chola limpia con jeans que una chola sucia con polleras”. Fue suficiente para desatar una descarga de protestas que terminaron por acallar a la impertinente foránea. Faltaba más. Está bien que nosotros, peruanos al fin y al cabo, critiquemos, choleemos, ninguniemos y despotriquemos contra el nativo autóctono y salvaje. Pero, ¿una gringa? ¡Habráse visto mayor majadería!

Sea como fuere, nos guste o no nos guste, ésta es la imagen que muchos extranjeros tienen de nuestro país: un indio con llanques posando con su llama al ladito de Machu Picchu. Y si está cochino, mejor. Así es como debemos ser, pues. El buen salvaje dispuesto a sonreír al visitante, el campesino ignorante que labra su tierra para ofrecer su olluco, la llamita pastando bajo el cielo apacible de la puna. Una foto para la postal del living. Un souvenir y el recuerdo del porteador doblando sus espaldas en el Camino Inca por unas monedas. Cholo soy, y no me compadezcas.


Perú campeón
Y pese a todo, el optimismo nunca muere en este país tan real y maravilloso. Yo Te amo Perú, porque Sí se puede y Dios es peruano. Sí, pues, bien peruanazo es el hombre. Tanto, que hace 30 años no vamos a un Mundial de Fútbol (para variar, tampoco iremos a Sudáfrica 2010) y sólo vivimos de la gloria de lo que nunca fuimos en el deporte de las patadas.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Río de Janeiro: el monstruo verde de cemento







Río de Janeiro es un gigante verde rodeado por favelas. Te das cuenta apenas bajas del avión y ves esas casitas de ladrillo color teja, apretujándose unas contra otras sobre el espinazo del cerro.
Un chiquillo moreno, flaco y desarrapado, salta la valla metálica que separa la moderna carretera del gueto y mira a los autos con indiferencia. Es uno de los tantos miles de cariocas que aún no reciben los beneficios económicos de este gigante de Sudamérica llamado Brasil. Que sobreviven a salto de mata en medio de la jungla de cemento y vegetación. Y para los que el crimen y el tráfico de drogas son parte de la vida cotidiana.
Los autos pasan rasantes por un asfaltado tan perfecto, que hasta parece que estás volando. El paisaje se repite a lo largo del recorrido hacia el hotel, como si de pronto, esos barrios pobres se fueran a tragar a la urbe de un bocado.



Bajo el sol de Río
Y sin embargo, nada parece borrar la alegría de los rostros. En la famosa costanera de la Avenida Atlántica, chicos y grandes corren por la amplia vereda de color negro y gris, juegan futbóley (esa especie de vóley jugado con los pies) o caminan distraídos bajo el sol siempre luminoso de Río de Janeiro. Nada que ver con los más de 40 grados que derriten a la gente en febrero, pero suficiente como para caminar tranquilo y descubrir los misterios de la ciudad.
Río de Janeiro es la ciudad más grande del sureste
de Brasil, con 6 millones ymedio de habitantes. Cuando llegaron los portugueses, en enero de 1502, pensaron que las tranquilas aguas de la Bahía de Guanabara eran un enorme río y la bautizaron así, Río de Janeiro (Enero), por el mes que arribaron a este país tropical.
A lo largo de las playas de Copacabana, Ipanema o Leme se levantan restaurantes, bares, discotecas, hoteles de lujo y edificios que, algún día, tuvieron un rostro reluciente. Ahora, sin embargo, los edificios lucen tristes y descoloridos, como mudos testigos de un pasado glorioso.
Nada es barato en este sector, pero bien vale la pena tomarse un trago o almorzar mientras se observa el magnífico paisaje de las olas muriendo lentamente en las playas del Atlántico.