Gonzalete en Trujillo

Irónicamente, lo encontré a la vuelta de la esquina. Salía del trabajo, doblé por Independencia, cuando, a la altura de la Catedral, me topé con un camarógrafo que grababa la fachada de la Casa de Garci-Holguín. Un amigo me había contado que el popular Gonzalete, de la recordada serie Pataclaún, estaba en Trujillo. Así que de puro aventado le pregunté si estaba por acá el conductor de A la vuelta de la esquina, el programa turístico que explora los rincones poco conocidos de la Ciudad de los Reyes.

–Ahorita sale por esa esquina –me dijo. Y efectivamente, unos minutos después, el mismísimo Gonzalo Torres apareció como por arte de magia, parado en la esquina del Hotel El Libertador. Agarré mi inseparable Olympus y lo abordé con el viejo truco de sólo-te-voy-a-robar-un-minuto. Amablemente, el sosegado actor nos contó del porqué de su visita a ésta, la llamada Ciudad de la Eterna Primavera.
–¿Estás grabando imágenes para tu programa de cable?
–Sí, es la primera vez que estamos saliendo de Lima, y la idea es un poco contar la historia de la ciudad de Trujillo. Nos hemos centrado en tres pilares: casonas, iglesias y Trujillo prehispánico, guiados de la mano de la gente conocedora de esta ciudad como Ricardo Morales y otros.

–¿Por qué escogieron Trujillo como primer destino para descentralizar el programa?
–Porque de alguna forma Trujillo tiene algunas similitudes con Lima: es una ciudad de la costa, con arquitectura colonial, y si bien aquí tienen mucho más historia en el tema de las ruinas, hay una correlación entre Trujillo y Lima que va desde tiempos de la colonia, y también con la independencia, porque aquí se dio el primer grito de la independencia. Así que había algunas cosas interesantes que nos atraían a venir acá.

–Una de las características de tu programa es que tomas la historia y la cuentas de una manera coloquial, amena. ¿Vas a seguir con este mismo estilo en este programa?
–Ésa es la idea. El estilo del programa continúa, y eso es definitivamente lo que le da la sazón al programa. Aquí en Trujillo hemos hecho un trabajo cuidadoso, ya estamos en el último día y ya nos vamos.

–¿Qué balance haces de estos años al frente del programa A la vuelta de la esquina?
–Bueno, en realidad el más beneficiado he sido yo porque he aprendido más de mi ciudad. Lo que he tratado de dar a conocer en el programa es mi visión, mi mirada de curioso, en forma amena, y espero que eso se haya trasmitido y comunicado.

–¿Qué respuesta has tenido del público?
–Antes, cuando salía a la calle, la gente me pasaba la voz y me decía ‘¡Gonzalete!’ y ahora me dicen ‘¡A la vuelta de la esquina!’, entonces, ése es un cambio. Otra aspecto es que yo creo que esto entronca con una revalorización de la ciudad –llámese Lima, llámese Trujillo, etc.– es el poder disfrutar la ciudad a partir de su historia, es una experiencia que se va replicando en distintas ciudades del Perú.

–¿Y esto tiene que ver también con la recuperación de la autoestima nacional que se está dando en los últimos años?
–Sí, yo pienso que uno de los puntales de este fenómeno es la gastronomía y el segundo debe ser el amor por la ciudad, aunque es mucho más complicado porque los problemas en la ciudad son mucho más graves. Pero sí hay tres cosas que rescatar, nos hemos venido quejando toda la vida incluso hay libros como el de Salazar Bondy, Lima, la horrible.

–O los cuentos de Ribeyro que muestran un peruano que siempre termina mal.
–Pero también es tiempo de rescatar lo bueno que tenemos en nuestras ciudades. Y se están haciendo, poquito a poquito, proyectos positivos que pueden servir bastante. Creo que mi meta con este programa de Trujillo es que llegue con el cariño y la visión de un limeño se conozca en otras ciudades.