La entrenadora peruana de las ‘matadorcitas’ tenía fama de malgeniada y derramar lisura. Felizmente, la exsubcampeona olímpica contestó relajada el fuego cruzado.
–¿Natalia, desde niña has tenido esa personalidad fuerte?
–(Risas) No sé, capaz soy así, pero eso se ha ido acentuando con el tiempo. Desde que empecé a hacer deporte siempre me gustó ganar, pelear por lo mío.
–¿Y recuerdas algún conflicto con tus compañeritos de jardín?
–No, no, allí no; cuando ya empecé a jugar seguramente habré tenido roces con mis compañeras.
–¿Y cómo así entras al mundo del vóley?, ¿algún familiar te influenció?
–Mi hermana jugaba en el Club Regatas y con el Regatas viajó, y dije: “ah, yo quiero jugar vóley para viajar”. (Risas)
–Esa fue la intención…
–Esa fue la intención y allí me quedé pegada.
–Man Bok Park también tenía una personalidad fuerte, ¿eso influyó también para que tú hayas adoptado ese estilo de entrenamiento?
–Bueno, nos enseñó mucho, ¿no?, pero no sé si habrá influido porque uno aprende mucho de los profesores, yo aprendí ciertas cosas de ellos y a veces dan resultado. Y si tienes ese mismo temperamento o carácter, como que ya te marca.
–Nunca te rebelaste contra el profe…
–Sííí, pero ya fue de grande, en esa época no (risas).
–Le tenías un poco de miedo…
–Más que miedo, respeto. Más temor teníamos que nuestros padres nos descubrieran algo.
–No podían salir mucho con enamorados en ese etapa, ¿no?
–A Man Bok no le gustaba.
–Era un celoso…
–Sííí, pero nos quitaba la cabeza por el vóley. Pero sabíamos manejarlo porque hemos tenido enamorados desde que jugábamos en la selección juvenil y ya mayores.
–Hablando de enamorados, al peruano, y al latino en general, no les gusta tener mujeres de personalidad fuerte, con decisión, autónomas, ¿tú tuviste problemas con tus parejas por eso?
–Tal vez en esa época no porque era mucho más mocosa, tenía 19, 20 años; veíamos más que nada el tema de esforzarte, de trepar; tenía enamorado, pero yo no mezclaba, mis momentos de entrenamiento estaban enfocados en mis metas. Me peleaba con él más bien porque había concentraciones, viajes, etc.
–¿Cómo es manejar un grupo de jovencitas donde tienes que ser entrenadora, pero también consejera, etc.?
–¡Es más bravo!... Están en una edad bien fregada porque quieren hacer lo que yo hacía; ellas creen que yo soy nueva en esto, pero tengo cancha. Cuesta, sí, pero ya llega un momento en que una es amiga, entrenadora, compañera, entras a darles confianza y hay cosas que sí entienden y otras que no, y así se va manejando bien el grupo.
–Si tuvieras que decir la cosa más valiosa que te ha dado el vóley, ¿cuál sería?
–Bueno, muchas cosas porque como voleibolista conseguí siempre lo que quise, aparte de títulos, logros, el cariño de la gente, conseguí dar un buen ejemplo y dirigir una categoría de selección.
–La gente te saluda en las calles, los periodistas te acosan, ¿cómo lidias con eso?
–Bueno, como todos me conocen, hay confianza, yo les digo (a los periodistas): “No, hoy día no quiero hablar con ustedes, ya saben todo de mí, no fastidien”, no les contesto, o sea les digo la verdad.
–Pero la gente en la calle también te saluda, te pide autógrafos, es fastidioso en un determinado momento, ¿no?
–En exceso sí fastidia, ¿no? A veces no respetan la vida privada. Muchas veces me ha pasado que estoy comiendo en un restaurante y se acerca alguien y quiere tomarse una foto contigo; tengo que dejar de comer, pararme… Hay gente atinada y hay otra desatinada también que…cumplo con ellos, pero qué cara les pondré dándole entender, ¿no? (risas)
–¿Te molesta esas imitaciones que te hacen en los programas cómicos?
–Yo puedo salir en un canal u otro, pero ya cuando me llaman todos pa’ lo mismo…ya creen que soy vedette o que soy payasa (risas). Ya no, pues.
–Y aparte de la equitación, ¿qué otro deporte practicas?, ¿coleccionas algo?
–No, no colecciono nada, me encanta ir a mi casa de playa, estoy allí, con mis familiares, mis animales, y todo bien, tomando sol. El vóley es mi trabajo, la equitación es mi relajo y la playa mi descanso.
–¿Cómo superaste tu divorcio, que es una etapa difícil en la vida de cualquier persona?
–Depende cómo es, ¿no? Porque la verdad lo pude manejar bien y pensando siempre en que no le afecte a mi hija.
–¿Y te llevas bien con tu hija?
–Sí, recontrabien.
–¿Y qué te dice cuando te ve por televisión?
–Me fastidia, me dice: “mami, ¡cómo dices eso!”, se mata de risa, pero ya tiene 15 años, ya comprende.
–Algo que te han criticado mucho es el exceso verbal que usas con tus jugadoras.
–(Carcajada) ¡exceso verbal, me encanta la palabra! Normal, no me afecta lo que pueda pensar la gente, porque ellas (las jugadoras) me conocen y yo las conozco, o sea, tengo tanta confianza que puedo hablar así, más bien son los periodistas están invadiendo mi zona.
–Tu entorno…
–Si quieren que pongan sus micrófonos, escucharán lo que es; si estoy en mi familia y tengo invitados no me voy a portar diferente porque me están mirando.
–¿Cuál es tu máximo sueño como entrenadora?
–Ganar todo lo que pueda. Todos quieren ganar, estar en los primeros lugares, pero para eso hay que trabajar, para eso hay que tener apoyo en todo sentido: en lo económico, en infraestructura, y lo mejor para las jugadoras porque son ellas las que te van a dar los resultados.
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