sábado, 1 de octubre de 2011

“Mis amigos dicen que soy un genio"

Juan Félix Cortés se jacta de ser el único literato que vive de su oficio. Ha leído cerca de mil libros y publicado 40, además de escribir 2.000 reseñas de todo tipo. También tiene una casa-museo, cuyo nombre -adivinaron- es Juan Félix Cortés.

–Juan Félix, ¿te acuerdas cuál fue el primer texto literario que escribiste?
–Bueno, yo recuerdo que el primer poema que escribí fue a una estudiante de Pedagogía, en Sullana, el año 62. La señorita se llamaba Rosita Mori.

–O sea, fue un poema de amor…
–De amor, de amor platónico, tú sabes…siempre me acuerdo de ese poema, y luego escribí un poema a mi padre que ahora sí lo grabé, dice: Mi padre sale todas las mañanas hacia el puente/y abajo el río Chira circula con su corazón hacia el mar de Colán…

–Ajá…
–¿Y por qué? Porque mi papá era el jefe que distribuía el agua del Chira, desde el puente tiraba un pescado de plomo y tenía un cronómetro y apuntaba, a diversas horas, cuántos litros pasaban debajo del puente para saber la cantidad de agua que traía el río.

–¿Y de dónde viene tu vena poética?
–Yo de niño, le escribía poemas a mi madre por su día. Mi hermana Conchita me ha hecho recordar que en el año 56, en el patio de mi casa, en Sechura, mi madre organizó una velada y yo leí mis poemas.

–¿Y cómo llegas a Trujillo?

–A Trujillo llego porque me voy a Lima, a recibir mi título profesional, y me encuentro con mi hermano menor que me dice: “Juan Félix, he estado en el colegio Juan Luis de Barranco, me han dicho que quieren un profesor joven para Trujillo”. Presenté mi currículum y gané, era el año 65, yo tenía 20 años ocho meses de edad. Me contrataron y trabajé cinco años en el colegio San José Obrero.

–Como docente…
–Claro, como docente, enseñaba cursos en primaria y en primero de secundaria…

–¿Qué enseñabas?
–Enseñaba casi todos los cursos, por ejemplo, Geografía. Le enseñé a Alejandro Marini, los hermanos Razzeto han sido mis alumnos, entonces ellos siempre me saludan con mucha cordialidad, he tenido como 500 alumnos.

–¿Cuántos libros has escrito?
–Yo he publicado 22 libros; 10 de poesía, 5 de cuentos, 3 novelas, 3 tomos de ensayos literarios, crónicas, y ahora estoy publicando mis memorias en mi revista Lo que importa es el hombre, la primera parte de mis memorias tiene 350 páginas, luego viene la segunda parte, y luego tengo un libro interesante que se llama Coincidencias de Vallejo y Juan Félix Cortés –salvando las distancias–, por ejemplo en el campo laboral, él fue maestro de primaria al igual que yo; él estudió dos años en la Facultad de Letras, yo también; él estudió cuatro años en la Facultad de Jurisprudencia, yo también; y hay una foto que yo me tomé en la puerta de Brandemburgo, él también se tomó una foto allí…

–Responde sinceramente: ¿se puede vivir de la narrativa y de la poesía, acá en Trujillo?
–Yo vivo de la literatura, te lo digo con toda honestidad, parte de mi casa la he construido con la venta de mis libros. Creo que no se equivocó mi amigo Saniel Lozano cuando hace 15 años dijo: “el único escritor que vive de la literatura es Juan Félix Cortés”.

–Pero, ¿cómo haces?, hermano, porque la gran mayoría de literatos peruanos no puede hacer eso…
–Mira, yo tengo un pequeño fondo editorial: escribo, edito y vendo, o sea, alguien dijo: “Juan Félix se parece a Balzac”, que vivía de la venta, y como yo recorro mucho el país, y Ecuador, Chile y Bolivia, siempre, donde voy, llevo mis libros y me compran.

–O sea que tú eres un buen vendedor…
–Claro, yo creo que para vender un libro tú tienes que tener lo que López Gamarra me dijo: “Juan Félix, tú ya eres una institución”, ¿qué significa?, que eres conocido, para un escritor conocido es vender más fácil vender un libro que para aquel que no es conocido. Eso está claramente demostrado.

–Pero algunas personas y autores dicen que tú tienes un ego monumental, porque te haces homenajes a ti mismo y a tu propia casa le has puesto ‘Casa-Museo Juan Félix Cortés’…
–Bueno, yo soy muy honesto, eso es cierto. Pero yo diría, ¿quién no es vanidoso?, lo que pasa es que yo soy más franco, los otros son más hipócritas (risas), todo el mundo desearía tener su casa-museo, pero no se atreven. Pero esta vanidad no es individual sino compartida, mira, ¿qué crítico literario aquí en el norte ha escrito cerca de 2 mil comentarios –que yo he escrito– sobre otros escritores? Te cuento una anécdota: un día me fui a un encuentro de literatura infantil y cuando ingresé todo el mundo me saludaba, y un joven escritor me dice: “señor Cortés, usted es muy famoso, todo el mundo lo saluda”. Claro, todos aquellos que me levantaron el brazo eran aquellos que yo he comentado en el diario La Industria a lo largo de los años.

–Justo te iba a preguntar, ¿cómo haces para ser tan polifacético, porque tú escribes novelas, cuentos, poemas, artículos periodísticos, críticas de arte, etc.?
–¿Por qué?, porque desde que me levanto hasta que me acuesto me dedico a tiempo completo a leer, a escribir. Cuando César Vallejo se enteró de que murió Ruben Darío, aquél se proclamó un genio, entonces yo también a mi mujer le he dicho: “Juanita, tú vives con un genio”.

–¿Tú te consideras un genio?
–No, yo no, la gente. Mira, Max Lois me obsequia una obra figurativa, ¿y qué me pone en la dedicatoria?: “Para el genio Juan Félix Cortés”. Yo creo que mis amigos han alimentado esta vanidad –¡ellos, yo no!–.

–Cuando acabe tu existencia, ¿cuál sería tu epitafio?
–Mi epitafio sería “Aquí vivió un hombre y un poeta que trascendió las fronteras”.

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