Avisos Inclasificables

Hurgando en las páginas de La Industria, descubrí deliciosos avisos publicitarios, cada cual más bizarro que el otro. Hay de todo como en botica, pero no quiero adelantarles el final de la película para que ustedes hagan su propio descubrimiento. Sólo les diré que he seleccionado dos etapas de nuestra historia: la primera de 1901 (sí a comienzos del siglo XX), y la siguiente, de 1960.
Están servidos.
PRIMERA PARTE  1901

No puede ser. Recién comienza el siglo y ya se están robando las cañas. No se pasen, pues. Dejen a los patroncitos, tranquilos, que tienen que exportar azúcar a Estados Unidos y Europa.
Y así dicen que todo tiempo pasado fue mejor.



Qué barbaridad, dónde estamos. Una cosa es que los chinitos pongan su chifa y otra muy distinta que se paseen por las calles hechos una mugre. No, no, no. Es hora de que un ejército de damas de sociedad vigile las calles -aguita de lavanda en mano- para perfumar a tanto mugroso.
Habráse visto...

Señor,  señora, ahora que se viene la campaña escolar no deje de comprar sus revólveres y sus cartuchos para escopeta en la Librería El Progreso. Mire que uno sabe con qué niños se puede topar su engreído en el cole. Si un matón se cruza en el camino de su hijo, él simplemente saca su revólver, a lo Django, y ¡bum!, asunto arreglado.
Muy útil también contra profesores que quieren exigirle demasiado a su vástago.

Vamos a la  playa, oh, oh, oh. (Bis) El calor es realmente insoportable. Qué mejor que pasar unas merecidas vacaciones en el Hotel Italia de Salaverry. Así duerme rico, arrullado por las olas, y por la mañana usted y su novia (también puede ser su 'trampa') podrán ponerse esos comodísimos trajes de baño y luego juguetear entre las olas y la espuma del mar.
¿No es  romántico?

Y yo que ya me estaba preocupando por la creciente caída de mi cabello... Por favor, los caballeros que conozcan donde se expende este milagroso producto no sean envidiosos y pasen la voz.
Miren que ya probé hasta chuchuhuasi mezclado con pelos de murciélago cojo.

¡Vade retro, doctor Pérez Albela! Aquí está el producto que deja tu Magnesol como una zapatilla vieja. Y lo bueno que es "fácilmente aceptado por los estómagos más delicados".
Pásenme un frasco, please.

 El que quiere celeste, que le cueste. Si quiere tomar el mejor aguardiente, no se me ande con regateos. Que aquí sólo vendemos etiqueta dorada.
Alucina.

Estudio es progreso. Así que aproveche las noches estudiar algo útil. No se diga después que el Perú no es el país de las oportunidades.

Sepárelos con tiempo y no se desespere. Que los pianos llegarán para que la engreída de la casa nos toque un Nocturno de Chopin y asombre a sus amistades con su virtuosismo.
Claro que después de eso, tendrá que soportar los gritos envidiosos de los vecinos.
Pero no les haga caso, su pequeña niña va camino a convertirse en  una estrella del mundo de la música clásica.
Y quién sabe, hasta consigue marido.

Si ronear de lo lindo quieres, a Laredo debes manejar. Son 30 graditos que a nadie le caen mal. El líquido es purísimo, como nobleza obliga. Eso sí, díganle al tío Espinoza que no sea acaparador, que ya estamos en tiempos de la libre competencia.
Aunque de la Hacienda Laredo se trate.

Estén atentos a la próxima entrega...que viene recargada.