sábado, 1 de octubre de 2011

Mar del Plata, el balneario más cosmopolita de Argentina

El recorrido en auto de Buenos Aires a Mar del Plata se parece a uno de esos dibujos animados en los que el decorado se repite como una banda sinfín. Nada más que en vez de arbolitos y gente, el paisaje está dominado por extensas praderas con ganado, y una que otra casita que se pierde en lontananza.  Y, por supuesto, también letreros gigantes que anuncian la próxima inauguración de un club de golf o productos que encontrará en cualquier supermercado. Sea como fuere, las cinco horas que separan la capital argentina del moderno balneario cuya costa baña el Atlántico, se hizo un poco menos tedioso gracias a la conversación entre los colegas de diversos países  y al sueño entrecortado en que quedamos sumidos la mayoría.
En resumen, se trata de un buen lugar para caminar, para captar con la cámara y la vista la arquitectura y del mar marplatenses, y también para comer, pues hay una variada oferta de restaurantes.  Algunos edificios emblemáticos son el Casino provincial, El Hotel Provincial y la playa Bristol. Un dato: los fines de semana en la parte del malecón se instala una feria donde se venden diversos productos artesanales.
Para comenzar a conocer la ciudad, puede ir por la peatonal San Martín, cerca de ocho cuadras libres de automóviles, donde podrá encontrar centros comerciales, restaurantes, tiendas de souvenirs, cafés, librerías y otros establecimientos. Es cierto que la vía ha decaído en los últimos años, pero siempre ofrece novedades para el turista que visita por primera vez la ciudad. Además, le permitirá respirar el corazón de una urbe cuyos habitantes no se amilanan pese a las bajas temperaturas.
Si desea comprar ropa de marca y otros artículos similares su ruta debe ser la calle Güemes, un sector con áreas verdes y lleno de tiendas donde seguramente encontrará lo que busca. Los precios no son baratos, pero es posible encontrar productos de calidad a precios razonables, si busca con paciencia.
Aguas y áreas verdes
Otro punto de interés es la Fuente de Aguas Danzantes, inaugurada el 1 de enero del 2000 en la denominada La Plaza del Milenio frente al casino marplatense. La fuente ofrece un espectáculo gratuito de luz y sonido en temporada de verano que puede presenciarse todos los viernes, sábados, domingos y feriados a partir de las 8:30 de la noche.
Para las personas que gusten de las áreas verdes, está el Bosque Peralta Ramos con sus 400 hectáreas con árboles de coníferas, sauces, eucaliptos, álamos y rosales. Dentro del bosque existe un barrio residencial con el mismo nombre, que posee calles pavimentadas y chalets vacacionales. El lugar posee excelentes vías de comunicación con las playas del sur y el centro de Mar del Plata.
Una de las zonas donde se puede comprar prendas tejidas y de cuero es la calle Alem, pero hay que ir a partir del mediodía, pues antes de esa hora la mayoría de locales permanece cerrado.
En general, caminar es la mejor forma de conocer Mar del Plata, aunque también puede utilizar los buses, que son cómodos, aunque tendrá que comprar una tarjeta especial, y por supuesto, también está la opción de tomar taxi, que funcionan con taxímetros (5 pesos de inicio más 0,50 pesos cada 500 metros). Si dispone de poco tiempo, esta es la mejor opción, pues le permitirá conocer rápidamente las zonas previamente elegidas por usted.
No pierda la oportunidad de tomar un buen café con los típicos alfajores argentinos o probar algo de la tradicional pasta. Aunque lo recomendable es visitar Mar del Plata, en noviembre, donde el balneario aún no se repleta de gente, en cualquier época del año encontrará más de un motivo suficiente que mantiene su esencia.
Variedad de opciones
Mar del Plata le ofrece una gama de opciones para disfrutar, de acuerdo a las edades y las preferencias. Parques temáticos, acuarios, granjas ecológicas, paseos marítimos y aéreos y excursiones de pesca embarcado son algunas de las alternativas vigentes todo el año. En el entorno natural de playas, barrancos, sierras y ojos de agua ofrece la posibilidad de practicar numerosas actividades en contacto con la naturaleza.
Por otro lado en el entorno urbano se puede disfrutar del patrimonio arquitectónico compuesto por grandes villas que datan de principios de siglo, lo comercial a través de sus shoppings, centros y galerías comerciales.
Ingrese en este recorrido virtual y disfrute de las diferentes alternativas que Mar del Plata le ofrece.
La imagen mental que tenía de Mar del Plata, como el común de los mortales, era de la de un balneario repleto de bañistas, mucho sol y gente sonriente caminando en bermudas.  Vaya chasco. El clima en esta época del año se caracteriza por ráfagas de viento gélido y algún que otro chubasco repentino. Pero más allá de los aciagos pronósticos del tiempo, Mar del Plata es una ciudad que sorprende por su orden, limpieza y modernidad. Basta apearse para darse cuenta de que el balneario más popular de Argentina (su población de cerca de 700 mil habitantes se duplica durante la época de verano) no tiene nada que envidiar a cualquier ciudad moderna: edificios funcionales, teatros, museos, transporte público eficiente, servicios de primera, espacios verdes y una intensa vida comercial.
Un buen punto para comenzar el recorrido a pie es el malecón que se extiende por la avenida Pereira Ramos y que reúne diversos locales emblemáticos. Con un poco de paciencia, se puede averiguar el sitio exacto donde la poeta Alfonsina Storni se suicidó, internándose en las frías aguas de esta costa. Un símbolo inequívoco de la ciudad son las esculturas de lobos marinos, realizados en piedra de la zona por el artisa Fioravanti.
La localización de las esculturas se debe a que los antiguos asentamientos de estos mamíferos estaban en las playas céntricas.

2 comentarios:

  1. yo vivo en un apartamento en buenos aires y todos los veranos nos vamos a mar del plata a mi familia y a mi nos encanta! deberíamos probar en invierno.. dicen que hay mucho viento

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  2. Gracias por tus comentarios, Mónica. Sin duda que en invierno Mar del Plata es más tranquilo, pero hace muuucho frío.
    Saludos,
    Luis Fernando.

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