viernes, 21 de octubre de 2011

“Mi padre fue mi guía y mi confesor"


Luisa Astudillo González ha cumplido 25 años al frente del grupo folclórico ‘Trujillo Mío’. Nunca cobró un sol. Su amor por la danza la ha llevado a Francia y Alemania. Y piensa seguir en la brega.

–Dónde y cuándo nació, y cómo recuerda su infancia.
–Nací en Trujillo, en 1941. Mi infancia fue muy feliz, mi adolescencia y juventud, también.

–¿Y allí aprende parte del folclore peruano?
–Aunque le parezca mentira, yo aprendí solita.

–¡¿Solita?!
–Solita, frente a un espejo. (risas) Como a mí me gustaban los programas criollos, yo miraba minuciosamente los pasos, llegaba a mi casa, me encerraba en mi dormitorio y comenzaba a imitar los movimientos que había visto. Y después preguntaba sobre las danzas, de dónde venían, es decir, me iba informando.

–¿Y luego?
–Cuando ya fui a Lima, yo estudié Educación Física en San Marcos, entonces llevábamos un curso de folclore, y la persona que me enseñaba era Carlota Villasante, ella me tomó una prueba, y yo bailé Marinera. “Oye, bailas muy bien”, me dijo. “Yo te enseño la Marinera limeña”. Me becó con Rosa Elvira Figueroa y ahí estudié un ciclo, criollo; un ciclo, andina y el último casi, era negro.

–O sea que el folclore negro lo aprendió después de la parte criolla.
–Sí, sí, ¡porque acá no había! Mis padres me contaban que bailaban, que zapateaban, pero yo pensaba que eso ya no existía, y cuando fui a Lima y lo encontré, y me prendí de eso.
–Sí, bastante, como la ternera a la vaca (risas), así que llegué al fondo de la danza negra.

–¿Y dejó la Educación Física?
–No, no, no porque eran talleres que se hacían sábados o domingos. A veces pedía permiso en clases…¡y me iba con Rosa Mercedes Ayarza de Morales, con Victoria Santacruz!...

–Entonces, usted ha conocido a las grandes del criollismo…
–Sí, sí, yo he frecuentado mucho a Chabuca Grande en su casa de Barranco, bajo el puente; con Caitro Soto, incluso con él nos hemos tratado como familia, por la raza, por el color, a mis hijos los quería mucho…

–¿Y por qué postuló a Educación Física?
–Siempre fui deportista, siempre. He practicado tiro al blanco, vóley, natación, disco, jabalina, el único deporte que no he podido practicar es el esquí acuático…

–¿Nos llegó a representar en algún campeonato?
–Mi madre era muy celosa, no me dejaba salir, no pude ir a Chile. Cuando fui a postular a Lima, ella fue mi primer obstáculo, no quería que me vaya.

–¿Y la Lima de ese entonces era muy criolla?
–Sí, bastante criolla, alegre, jaranera, realmente. Festividad que había me llamaban.

–¿Y qué bailaba?
–¡Todo, todo he bailado!: Marinera, Tondero, Polca, en ese época se bailaba mucho el corrido, yo era la bailarina, nunca me sentaba. Y con Chabuca Granda me iba a Barranco, también a Magdalena.

–Un curiosidad, ¿siempre ha tenido ese carácter alegre, campechano?
–(Risas) Sí, toda mi vida. A veces me encuentro con mis compañeras y me dicen: “Lucha, tú no te haces nada”.

–Ese carácter le ayuda a resolver sus problemas personales…
–En el momento siempre me deprimen un poco, pero también salgo rápido de eso. Yo, cuando tengo un problema, me encierro en mi cuarto, lloro un ratito y después pienso, ¿qué voy a hacer?, con mis lágrimas no puedo cambiarlo. Y sigo adelante.

–¿Cuál es la situación más triste que le ha tocado vivir?
–(Suspira, hace una pausa que parece interminable, y sus ojos se humedecen) Cuando murió papá…

–Usted era muy pegada a él…
–Sí, él me llevaba de cacería, era mi amigo, mi compañero, mi guía, mi confesor…nunca guardé nada para él. Hasta cuando me iba a casar, me dijo: “¿te vas a casar porque te quieres casar o porque ha pasado algo?, porque si es lo último, no tienes que hacerlo por obligación”. “No, papá, no ha pasado nada, simplemente quiero casarme, pienso que me enamoré”, le dije. Siempre conté con su apoyo.

–¿Y ahora, a la distancia, fue una buena decisión casarse?
–(Risas) Mira, yo te voy a decir algo como para que tapemos ese hueco: mi última hija tiene 31 años y tengo 30 años separada. Mi matrimonio duró cinco años, cuando estudiábamos él tomaba, entonces yo le dije: “a mí no me gusta la gente que bebe”. ¡Yo soy muy jaranera, muy divertida, pero yo no tomo! Yo creo que la gente toma por esnobismo, no sé por qué.

–Pero hablemos de cosas positivas, usted, gracias a su talento, ha viajado mucho…
–Ah, sí, sí, gracias a Dios, yo no sé dónde estuvo escrito eso ni cómo fue. Cuando yo me recordé, haciendo memoria, estaba en un avión, viajando a París…

–¡A París, el sueño de muchos!
–Mi primera salida, sin proponérmelo, ¿ah? Yo siempre buscaba filmaciones de París de noche, alguien le comunicó a la azafata, entonces pidió permiso a los pasajeros y les dijo que había un grupo folclórico peruano y que quería cumplirse mi deseo de ver París de noche.

–Sólo para usted…
–¡Sobrevolamos París durante 20 minutos sólo por mí! Yo, llora que llora, emocionadísima. Recién me percaté de que estábamos en París.
–Se sintió identificada…

1 comentario:

  1. La cadena de las cosas hace que en esta vida uno tenga la oportunidad de conocer personas bellas, por su forma de ser y por su empuje. Hace ya un buen rato que mi trabajo de teatrero me llevó junto a mi Compañía, a visitar las tierras Peruanas de Trujillo, donde no sólo pasamos alguna vez, sino que, pudimos tener la fortuna de volver varias veces. Así se fue formando esta cadena de acontecimientos y situaciones que generó la posibilidad de un día conocier a LUISA ASTUDILLO y su TRUJILLO MIO. A la vuelta de una gira, hasta nos permitio tomar clases con ella para aprender algo de afro peruano, ritmo y sabor, que hasta hoy me acompañan. Yo un chileno pateperro, que andaba por la vida en busca de sentido al trabajo, intentando llevar el teatro por donde quiera. Pudimos conocer el mundo de la negritud a traves de Luisa y sus hijos. Dioni nos enseño los primeros toques del cajon, en una clase magistral, que conservamos en video como reliquia, luego Belka nos deslumbro con su gracia y fuerza en el baile, amen de su simpatia y belleza... En fin, sólo puedo decir que gracias a la gigantesca Luisa existe una cadena de mi vida ligada a la tierra y el sabor de un Peru fraterno, hermozo y sencillamente adorable.
    Gracias Luisa
    Juan Guerrero
    Chile

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